Las vacunas, herramientas terapéuticas vitales para la humanidad

En la historia de la humanidad, una de las innovaciones en materia de atención a los problemas de salud que ha tenido un alto impacto positivo es el desarrollo de las vacunas.

La historia moderna de las vacunas inicia a finales del siglo XVIII, cuando Edward Jenner, eminente médico e investigador inglés, realizaba los trabajos que le valieron ser considerado ‘el padre de la inmunología’, al observar que los ganaderos y lecheros contraían una viruela bovina benigna y eran inmunes a la enfermedad humana, hecho que lo llevó a desarrollar la idea de inocular pus de lecheros con el objetivo de conferir inmunidad. Con esta idea, Jenner realizó la inoculación de varias personas, quienes desarrollaron inmunidad contra la viruela y, con ello, se generaron las bases para contar con una primera vacuna exitosa contra la viruela[1].

En forma complementaria a los descubrimientos de Jenner, también es importante señalar el rol fundamental de la microbiología en el desarrollo de las vacunas a partir del estudio de microorganismos, principalmente virus y bacterias, que causan enfermedades en el ser humano. Trabajos en esta materia desarrollados por investigadores de la talla de Pasteur, Koch y Miller, por mencionar algunos, establecieron las bases para el desarrollo de las vacunas en la historia reciente de la humanidad.

Las vacunas representan una de las medidas sanitarias que mayor impacto benéfico han tenido y tienen en la sociedad, tanto por su papel determinante en la erradicación, el control y la prevención de enfermedades, como por su contribución en el desarrollo económico de las naciones.

Gracias a los esfuerzos realizados en materia de desarrollo de vacunas y en las campañas de vacunación, actualmente se ha logrado erradicar la viruela, está en proceso la erradicación de la poliomielitis en el mundo y se mantienen bajo control otras enfermedades como el sarampión, la difteria, tosferina, tétanos, hepatitis B y meningitis meningocócicas, por mencionar algunas, con los consecuentes beneficios en la salud y la economía.

Para tener una referencia del impacto de las vacunas en la salud y en la economía, en un Boletín[2] de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reporta un estudio denominado “Impacto económico estimado de las vacunas en 73 países con ingresos bajos y medios, 2001-2020” cuyo objetivo es estimar el impacto económico que se podría lograr a través de realizar actividades de vacunación frente a 10 enfermedades prevenibles mediante el uso de vacunas entre 2001 y 2020 en 73 países con ingresos bajos y medios. De acuerdo con los resultados obtenidos en este estudio, se hicieron varias estimaciones destacando que, en los 73 países, las vacunas suministradas entre 2001 y 2020 evitarán más de 20 millones de muertes y ahorrarán 350 mil millones de dólares (mdd) en costos de enfermedades.

Adicionando las diversas estimaciones, el impacto global del esquema planteado en el estudio, en el valor económico y social más amplio de estas vacunas, se estima en 820 mil mdd.

Actualmente, la OMS define a las vacunas como “…cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad, estimulando la producción de anticuerpos…”; las vacunas están integradas, generalmente, por una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, así como de productos o derivados de microorganismos y su forma de administración es a través de una inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal o por vía oral.

De esta forma, dentro del arsenal terapéutico con el cual contamos, existen diferentes tipos de vacunas:

  • Vacunas de virus vivos: como las vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (triple viral) y la varicela.
  • Vacunas inactivadas: por ejemplo, la vacuna contra la tos convulsiva (tosferina).
  • Vacunas con toxoides: como es el caso de las vacunas antidiftérica y antitetánica.
  • Vacunas de subunidades, recombinantes, polisacáridas y combinadas: por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis B.

 

Si bien, hemos logrado avances importantes en el desarrollo e investigación de vacunas para diversas enfermedades, se mantienen importantes esfuerzos para contar con una mayor variedad de vacunas. Es así, que actualmente se encuentran en diferentes etapas de desarrollo e investigación vacunas contra Campylobacter jejuni, enfermedad de Chagas, Chikungunya, Dengue, Enterovirus 71, Escherichia colli enterotoxigénica, Estreptococo Grupo B, Virus de Herpes Simplex, HIV-1, Leishmaniasis, Malaria, así como una vacuna universal de influenza, por señalar algunas.

En el contexto actual que estamos viviendo a nivel mundial, se merece una mención aparte la carrera contrarreloj que diferentes equipos de investigación, a lo largo y ancho de nuestro planeta, están realizando para que podamos contar con vacunas seguras, eficaces y de calidad para contender contra el virus SARS-CoV2 (Covid-19).

La existencia de vacunas contra el virus SARS-CoV2 (Covid-19) se ha convertido en uno de los objetivos centrales para controlar y combatir la pandemia que ha trastocado drásticamente la vida de los 7.8 mil millones de seres humanos que habitamos la Tierra. De esta forma, el paradigma ordinario de investigación y desarrollo ha tenido que cambiar radicalmente hacia otro en donde se acelere el proceso para la obtención de vacunas contra el SARS-CoV2, a través de la colaboración de los gobiernos, organizaciones multilaterales, la academia, la industria farmacéutica y profesionales de la salud, entre otros muchos actores relevantes y la focalización de los recursos humanos, económicos y tecnológicos disponibles. Al 17 de diciembre de 2020, la OMS tenía información de 223 candidatos a vacunas, de los cuales 57 se encontraban en alguna fase de investigación clínica y 166 en la fase preclínica[3].

Este nuevo paradigma de investigación y desarrollo ha permitido que varias vacunas estén actualmente con avances tan sustantivos como que algunas de ellas ya han recibido autorización de uso de emergencia en países específicos, a menos de un año de que fuera identificado el virus SARS-CoV2, lo cual representa un hito trascendental en la materia. Por ejemplo, las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna/NIAID ya cuentan con esta autorización de uso de emergencia por parte de la Food and Drug Administration (FDA) en Estados Unidos. En México, el pasado 11 de diciembre la Cofepris dictaminó procedente la autorización para uso de emergencia de la vacuna Pfizer/BioNTech para poder utilizarla en la política nacional de vacunación contra el virus SARS-CoV2 para la prevención de la Covid-19.

Esta luz al final del túnel que representan las vacunas ante la actual pandemia, una vez que se alcancen los resultados esperados de inmunización, permitirá a la humanidad en su conjunto continuar desarrollando sus actividades cotidianas en forma segura, aunque muy posiblemente bajo un nuevo modelo basado en los aprendizajes que nos está dejando esta pandemia, como es el caso del uso intensivo de las tecnologías de comunicación para el desarrollo de cada vez más actividades.

Con base en todo lo anterior, es posible afirmar que hoy más que nunca, las vacunas representan una de las herramientas terapéuticas de mayor impacto en materia de salud pública y, de manera concomitante, en materia económica y, en gran parte, gracias a ellas podrá continuar, inexorable, la marcha de la humanidad.

[1] FIFARMA; Un recorrido por la historia de las vacunas; 7 de octubre de 2020; https://fifarma.org/es/historia-de-las-vacunas-y-la-revolucion-medica/
[2] Boletín de la Organización Mundial de la Salud; Recopilación de artículos; Volumen 95: 2017Volumen 95, Número 9, septiembre 2017, 609-664
[3] Organización Mundial de la Salud; Draft Landscape of COVID-19 candidate vaccines; 17 de diciembre de 2020; https://www.who.int/publications/m/item/draft-landscape-of-covid-19-candidate-vaccines

Por: José Rivelino Flores Miranda
Director de Asuntos Regulatorios e Innovación.
Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica.
México