¿Cómo lograr que el cumplimiento de normas y mejores prácticas ocurra por convicción en lugar de coerción?
Durante años las empresas se han preguntado acerca de la motivación y la productividad de las personas, suponiendo que el comportamiento de los seres humanos es programable de la misma manera en la que lo hacemos con las computadoras.
Esto es un camino muy poco eficiente, pues los ordenadores reciben su programación exclusivamente desde el exterior; en tanto que la gente desarrolla su conducta utilizando varias vías que, simplificando con intención de hacer un documento más práctico, ocurren tanto de afuera hacia adentro como también desde el interior hacia el exterior.
Dicho de otra manera, sí sirve contar con esquemas de Mejores Prácticas adecuadamente comunicados y sujetos a procesos de supervisión que aseguren el cumplimiento, pero también es necesario un sistema de capacitación que lleve a las personas a la aceptación y el compromiso personal con esos esquemas, para que el cumplimiento en lugar de ocurrir sólo por coerción, sea por convicción.
Una persona que cuenta únicamente con el esquema de Mejores Prácticas adecuadamente comunicado e instrumentado y utilizando el mejor de los entrenamientos posible, debido a que no necesariamente cree y/o ha desarrollado un compromiso personal con lo que aprendió, puede comenzar a incluir pequeñas modificaciones en los protocolos desde que egresa de su proceso de aprendizaje.
Cuando en lugar de sólo comunicar y entrenar en el esquema de Mejores Prácticas, incluimos un sistema de capacitación diseñado para conseguir convicción y compromiso profesional, al mismo tiempo que creamos las condiciones laborales para que las personas reconozcan la importancia del cumplimiento, colocamos a la gente en un clima que favorece que su comportamiento sea responsable y que eso ocurra por convicción.
La diferencia entre uno y otro modelo es que, al estimular sólo desde el exterior, la gente cumple siguiendo órdenes e instrucciones, en tanto que al utilizar un diseño que provoca el desarrollo de las personas por convicción, cumplir se vuelve un acto de voluntad ejecutado con responsabilidad y disciplina que la persona realiza porque cree y siente un compromiso personal con lo que está haciendo.
Teniendo en cuenta esta situación estudiada desde la antropología aplicada, diseñé un sistema de capacitación utilizando técnicas para lo que ahora planteo como una ingeniería del comportamiento humano en el trabajo y que sirve para formar personas, construir equipos de alto desempeño y generar comunidades impulsadas por la voluntad y el enfoque en el logro, el aprendizaje y la mejora continua.
Esta ingeniería de la conducta sirve para diseñar e instrumentar sistemas de capacitación y entrenamiento, que crean las condiciones para lograr personas y equipos de trabajo afiliados a la organización y con la disposición para trabajar con altos niveles de responsabilidad y compromiso, que permitan conseguir los resultados que la empresa espera de ellos.
La forma en la que este sistema opera permite construir una maquinaria de alta precisión dedicada a fomentar el talento de las personas, por lo que de la administración de los recursos humanos evolucionamos a los procesos para el desarrollo y la administración del talento.
Otro avance que el sistema permite consiste en pasar del liderazgo, la supervisión y la gerencia a la facilitación y el fomento de una cultura de responsabilidad, cumplimiento y logro, siendo posible contar con un sistema documentado para la gestión del talento que permite tener control, trazabilidad y aseguramiento de la calidad compatibles con cualquier certificación y normatividad por exigente que sea.
En términos del comportamiento humano en el trabajo, esta ingeniería de la conducta permite asegurar que las personas se encuentran enfocadas en el cumplimiento, la rentabilidad y la competitividad de la empresa, por lo que la organización obtiene lo necesario para ganar espacios frente a la competencia, consolidar su posición en los distintos ámbitos en los que compite y crecer.
Para conseguir esta estructura que permite control sobre la forma en la que las personas se conducen en el trabajo, como lo mencioné en los primeros párrafos, es importante instrumentar un modelo de Mejores Prácticas para Impulsar y Desarrollar la Disposición y la Capacidad de las Personas.
Dicho modelo enfocado a conseguir una serie de elementos como una adecuada administración de la atención y una gestión correcta de actitudes y comportamientos, funcionará en paralelo con los modelos de Mejores Prácticas Operativas creando una pinza que permite el control de la conducta de las personas que, según los expertos, es la variable más difícil de controlar en todo proceso.
Al funcionar en paralelo ambos modelos, las Mejores Prácticas Operativas y las Mejores Prácticas para Impulsar y Desarrollar la Disposición y la Capacidad de las Personas, logramos que la gente sepa lo que necesitamos saber, pueda hacer y lograr lo que requerimos que consiga y pueda ser la persona con las actitudes y conductas que resultan necesarias para la competitividad de la empresa.
Dicho lo anterior, esta ingeniería del comportamiento humano en el trabajo y el sistema de Mejores Prácticas para Impulsar y Desarrollar la Disposición y la Capacidad de las Personas, permiten asegurar la obtención y el perfeccionamiento de las competencias laborales, fortaleciendo a la organización frente a todo tipo de eventualidades.
Basados en esto, podemos sugerir que esta ingeniería aplicada para la modificación y el control de la conducta permite conseguir que la empresa genere sus propios cuadros de reemplazo y prepare a su gente para crecer y apoyar a sus compañeros para desarrollarse y obtener las competencias necesarias tanto en el ámbito de lo personal como en lo operativo.
Con esta capacidad instrumentada en la empresa es posible conseguir que cada cual obtenga el perfil que hemos llamado Personas Altamente Productivas y que la organización, en general, pueda hacer frente al clima de alta competencia en el que todos operamos actualmente.
Regresando a la cuestión que tratamos en los primeros párrafos, si bien es cierto que no podemos programar el comportamiento de las personas, sí es posible prepararlas para que sean ellas mismas quienes se programen de modo tal que su cumplimiento no dependa de la supervisión sino del compromiso que tienen para con su propia persona, la empresa y sus compañeros de trabajo.
Que ocurra todo esto será el resultado de conseguir que las personas se sientan conectadas con la tarea en una forma personal, lo que logramos a través de una de las partes más importantes de la ingeniería del comportamiento humano en el trabajo que es la afiliación.
La afiliación conecta a la persona con la tarea a través de la satisfacción de las necesidades, haciendo que lo que cada cual logra durante su jornada laboral, funcione como realimentación que será útil para generar autoconfianza e identidad incrementando la sensación de compromiso en cada una de las personas en los distintos equipos de trabajo.
De esta manera se logra que las personas obtengan altos niveles de satisfacción laboral a través de la sensación de logro, consiguiéndose que el reconocimiento funcione como fuente de refuerzo social con la capacidad de hacer sentir a las personas emocionalmente recompensadas.
Organizaciones que han puesto en marcha este programa han encontrado aumentos importantes en los niveles de cumplimiento, logrando mejoras significativas en términos de rendimiento y resultados que impulsan a las personas a seguir adelante mejorando por el impacto positivo y la energía derivada de la sensación de logro que van experimentando.
Estos son algunos de los aspectos técnicos de esta ingeniería del comportamiento necesaria para el logro de personas y equipos de trabajo con altos niveles de productividad y está disponible para llevar a las personas en las diferentes empresas al siguiente nivel en materia de vitalidad y competitividad organizacional.
Por: Genaro Trías