Comunicado. Con base en datos oficiales de las autoridades sanitarias, “en México se atienden 4,000 casos de cáncer de cabeza y cuello al año (CCyC), en los cuales ha habido un aumento de diagnósticos asociados al Virus del Papiloma Humano: se estima que entre el 25% y el 30% de los cánceres en la cabeza y cuello están relacionados con este virus. Sin embargo, los cánceres orofaríngeos representan el 70% de los casos vinculados al VPH”, informó el médico oncólogo Eduardo Cárdenas.
El CCYC se refiere al conjunto de neoplasias que se originan en cuatro áreas anatómicas: en la cavidad oral, la cavidad nasosinusal, la faringe y la laringe. Su pronóstico y tratamiento son variables, ya que dependen del origen del tumor, además, su detección temprana resulta crucial para mejorar las tasas de supervivencia, sin embargo, muchos casos se diagnostican en etapas avanzadas.
Este tipo de cáncer es el séptimo más común en el mundo, con 1.1 millones de casos nuevos diagnosticados y reportados anualmente. El CCyC afecta predominantemente a hombres, con una relación de dos casos en hombres por cada mujer diagnosticada. Además, las tumoraciones se presentan mayoritariamente en la cavidad oral, principalmente en la lengua, y suelen ser comunes en pacientes entre los 40 y 70 años.
Algunos de los factores de riesgo asociados con el CCYC, incluyen una mala higiene bucal, nula priorización de lesiones en la boca y la exposición ocupacional a ciertos productos químicos como el polvo en industrias como la madera, el metal y los textiles. Sin embargo, un dato relevante es que más del 85% de los pacientes con este tipo de cáncer tienen antecedentes de consumo excesivo de alcohol o tabaco.
El Virus del Papiloma Humano (VPH) es otro factor de riesgo importante para el desarrollo de CCYC, ya que puede llevar a cambios celulares que, con el tiempo, pueden convertirse en cáncer. Las infecciones por este virus suelen no presentar síntomas y pueden persistir durante años antes de que se desarrolle el cáncer.
El especialista indicó que el CCyC se considera una enfermedad silenciosa principalmente en lo que se refiere a sus síntomas iniciales, los cuales pueden ser fácilmente confundidos con otras afecciones menos graves. Estos síntomas incluyen llagas bucales que no sanan, dolor persistente en la garganta, disfonía y dificultad para comer o pasar saliva. Dado que los pacientes tienden a ignorarlos, o restarles importancia, la enfermedad progresa a etapas más avanzadas.
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