Agencias. Bayer dio a conocer un importante hito en su estrategia de sostenibilidad al obtener la certificación que valida su metodología para la medición de la Huella de Carbono de Producto (PCF, por sus siglas en inglés), otorgado por TÜV Rheinland bajo el estándar internacional ISO 14067 y en línea con los estándares internacionales para el cálculo de la huella de carbono y las directrices del sector Together for Sustainability (TfS) para la industria química. Se trata de una validación pionera de una metodología para medir este impacto, lo que sienta las bases en el sector para avanzar en la trazabilidad del dato y el establecimiento de estrategias para la descarbonización.
Esta validación pionera para la medición de la huella de carbono de un producto combina los datos de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en equivalentes de dióxido de carbono (CO2e) generadas a lo largo de la producción de un producto, incluyendo tanto las emisiones directas (las generadas dentro del proceso de producción) como las indirectas (las generadas por actividades fuera de la producción, como el transporte o los materiales adquiridos). Con todo ello, el modelo que ahora se presenta ha logrado medir de acuerdo con las directrices de la industria, toda la cadena de suministro anterior y las emisiones CO2 generadas en el proceso productivo y hasta que el producto sale de la planta. La certificación, que se otorga por 12 meses, se irá completando anualmente para reflejar las actualizaciones, y ampliará la medición para incluir el resto del proceso considerando la distribución posterior, llegada al consumidor final y el tratamiento al final de la vida del producto.
El modelo se ha testado sobre una de las presentaciones más comunes de su popular ácido acetilsalicílico, principio activo que Bayer produce desde Asturias para todo el mundo. Por lo tanto, su centro en La Felguera ha sido clave en el proyecto como referente en la transformación hacia un modelo productivo más sostenible. La planta de Bayer situada en Langreo suma así un nuevo hito a su estrategia para la reducción de impacto medioambiental. El centro ya ha reducido sus emisiones directas en más de un 52% desde 2019 gracias a una destacada apuesta inversora que se ha concentrado en la optimización y digitalización de sus procesos, aumento de la flexibilidad productiva y actualización de sus infraestructuras con criterios de sostenibilidad.
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