Comunicado. Con base en información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, en la semana que finalizó el 25 de enero, el 1.7% de todas las muertes registradas en el territorio estadounidense estuvieron relacionadas con la gripe, mientras que el Covid-19 representó el 1.5%. Este cambio marca un hito en la evolución de ambas enfermedades dentro del ámbito de la salud pública.
De acuerdo con los CDC, la tendencia se ha mantenido en las semanas siguientes. En la semana que terminó el 1 de febrero, las muertes por influenza alcanzaron hasta el 2% del total nacional, mientras que las de Covid-19 se mantuvieron en torno al 1.5%. Aunque los datos completos aún están en proceso de publicación, esta diferencia refleja un cambio en la dinámica de las enfermedades respiratorias en el país.
El resurgimiento de la influenza como causa de muerte predominante refleja un patrón que ya se había observado en temporadas anteriores a la pandemia. Históricamente, la gripe ha sido responsable de miles de muertes anuales en Estados Unidos, pero su impacto quedó eclipsado por la llegada del Covid-19 en 2020. La combinación de inmunidad acumulada contra el coronavirus, una mayor disponibilidad de tratamientos y la ausencia de variantes de preocupación ha reducido la letalidad del SARS-CoV-2, permitiendo que la influenza recupere su posición como una de las principales enfermedades respiratorias mortales.
El impacto de la influenza en esta temporada ha sido considerable. Según los CDC, las tasas de hospitalización por gripe son más de tres veces superiores a las de COVID-19, lo que indica una ola de infecciones que ha afectado significativamente a la población. En 33 estados y el Distrito de Columbia, los niveles de actividad de la influenza han sido clasificados como “muy altos”, algo que no se veía desde la pandemia de gripe porcina en 2009.
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