Más allá del donante: los retos económicos para lograr un trasplante en México

Comunicado. El trasplante de órganos suele ser la última esperanza para quienes enfrentan enfermedades graves e irreversibles. El pasado 26 de septiembre se conmemoró el Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos en México, país en el que hay más de 23 mil personas en la lista de espera para recibir un órgano o tejido, según datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra).

Las autoridades sanitarias reconocen que de todos estos pacientes, sólo 7,000 lograrán acceder a este procedimiento vital para mantenerlos con vida. Más allá de las cifras, detrás de cada caso hay una historia de lucha, de esperanza, pero sobre todo, de grandes desafíos.

La OMS indica que para satisfacer la demanda de órganos, se necesita de la disposición de 20 personas por cada millón de habitantes. Esta cifra no es alcanzada en la mayoría de los países y, en México, sólo se llega a un promedio de nueve donadores por cada millón de habitantes. Esto ocasiona que muchas personas mueran antes de poder recibir el órgano que tanto necesitan, según explican especialistas de la Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Sin embargo, imagina por un momento el alivio de recibir la noticia de que se ha encontrado un donante compatible, después de meses o incluso años de espera. Se trata de un rayo de esperanza para las familias, una señal de que la vida puede continuar. Pero ese alivio a menudo se ve empañado por una realidad que muchos no prevén: el costo económico del trasplante.

No se trata solamente de la cirugía, que ya de por sí puede ser inaccesible para muchos, sino de todo lo que viene después: los medicamentos inmunosupresores que en algunos casos deben tomarse de por vida, las constantes revisiones médicas, y los cuidados especiales para evitar complicaciones.

El financiamiento en este proceso se convierte en otra barrera tan difícil de superar como la de encontrar un donante. Las familias deben lidiar con este doble golpe, mientras ven cómo la salud de sus seres queridos depende no sólo de la medicina, sino también de su capacidad para reunir fondos.

 


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