Comunicado. En la región de América, los casos de tuberculosis (TB) han aumentado un 20% en la última década, y las muertes también han mostrado una tendencia al alza. En el Día Mundial de la Tuberculosis, conmemorado el pasado 24 de marzo, Jarbas Barbosa, director de la OPS, instó a los países de la región que aprovechen el poder de los nuevos avances en tecnología e innovación para ayudar a revertir esta tendencia.
La tuberculosis es una de las enfermedades infecciosas más mortales en el continente americano, donde cada día se diagnostican 900 casos y 100 personas pierden la vida. Si bien se han logrado avances en la lucha contra esta enfermedad, la pandemia de Covid-19, que exacerbó las desigualdades socioeconómicas, ha provocado un retroceso en la región.
En América, la TB afecta especialmente a poblaciones vulnerables, como los pueblos indígenas, personas con enfermedades crónicas o sistemas inmunológicos debilitados, los migrantes, las personas en situación de calle y las personas privadas de libertad, lo que constituye un problema cada vez más grave en la región: si bien existen variaciones significativas entre países, en algunos el porcentaje de casos de TB atribuidos a personas privadas de libertad alcanza hasta el 57%. Esto se debe principalmente al rápido crecimiento de la población carcelaria en toda la región y a las condiciones de hacinamiento cada vez mayores.
“Las consecuencias de la tuberculosis en las personas privadas de libertad van mucho más allá del entorno penitenciario. Estudios recientes muestran que, en América Latina, aproximadamente un tercio de todos los casos de TB están relacionados con el encarcelamiento. Por lo tanto, abordar la TB en las prisiones es fundamental para proteger la salud de las personas privadas de libertad y acelerar el progreso hacia su eliminación en la población general”, señaló Sylvain Aldighieri, director del Departamento de Prevención, Control y Eliminación de Enfermedades Transmisibles de la OPS.
Para Barbosa, “aunque la situación es grave, hay razones para ser optimistas. Disponemos de tecnologías e innovaciones que pueden ayudarnos a revertir esta tendencia”, afirmó.
Esto incluye el uso de radiografía asistida por inteligencia artificial para la detección activa de casos en las comunidades, lo que ha permitido a los países ampliar el diagnóstico temprano, especialmente en zonas de difícil acceso y entre las poblaciones vulnerables. En Perú, la implementación de esta tecnología en las prisiones permitió triplicar con creces la detección de casos. Esto es crucial, ya que el diagnóstico en las primeras etapas de la enfermedad reduce significativamente el riesgo de transmisión comunitaria.
La OPS también recomienda el uso de pruebas moleculares rápidas, que permiten a los trabajadores de la salud detectar la enfermedad de manera ágil en el nivel de atención primaria, así como tratamientos orales más cortos, que pueden complementarse con consultas de telemedicina y apoyo comunitario para minimizar la carga económica de las personas con TB y sus familias, superar las barreras de acceso y mejorar la adherencia al tratamiento.
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