Comunicado. Especialistas indicaron que el Trastorno del Espectro Autista nivel 1 (TEA nivel 1) es una condición neurobiológica congénita, es decir, que se nace con ella. El cerebro de la persona con TEA nivel 1 percibe e interpreta el mundo y sus relaciones de manera diferente, es por ello que interactúan distinto con las personas que los rodean. Esta manera de percibir los estímulos del ambiente les permite tener habilidades en ciertas áreas (a veces sobresalientes) y tener mucha dificultad en otras áreas.
Las relaciones sociales son su principal desafío. Relacionarse suele ser algo intuitivo para la mayoría de las personas neurotípicas (es decir todas aquellas personas que no están dentro del espectro autista) a diferencia de la persona con TEA nivel 1, que tiene algunas dificultades para relacionarse, sin embargo, esto muchas veces se compensa aprendiendo de manera racional-intelectual en el ámbito académico.
Estos síntomas pueden presentarse en todas las fases del desarrollo, además de que existen diferencias entre hombres y mujeres, por lo que puede ser complejo concluir que un alumno vive la condición.
“Como profesores existen estrategias que se pueden aplicar en el aula si hay sospechas de un caso de TEA nivel 1; podemos decir que algunos de ellos presentan conductas solitarias, como la ausencia de un grupo de amigos definido o dificultad para formar equipos. Si bien no se les debe forzar a interactuar con todos sus compañeros si no se sienten cómodos, se pueden fomentar las relaciones interpersonales con las que notemos que pueden desenvolverse mejor, como algunos amigos con los que se sienta incluido y apoyado”, indicaron los especialistas.
Una vez que se identifiquen algunos de los signos de un posible espectro, el docente debe dirigirse con las autoridades escolares, mismas que citarán a los padres de familia para hacerles saber que se tiene una sospecha fundamentada en comportamientos característicos de la condición.
Las reacciones pueden ser variadas, pasando por la negación, el enojo o la comprensión, sin embargo, es necesario comunicarles los beneficios psicosociales que puede tener el alumno de llevarse a cabo un diagnóstico oportuno. El papel de los docentes es acompañar, orientar y dirigir a la familia con un profesional de la salud que pueda evaluar la mejor ruta, y de ser necesario, el tratamiento indicado.
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