Comunicado. Marina Santillo, directora de Servicios de GE HealthCare México, informó que durante el mes de octubre, el mundo se tiñe de rosa y no por moda, sino como un llamado a la conciencia y a la acción frente al cáncer de mama, visibilizando la importancia de informar, prevenir y promover la detección temprana de esta enfermedad que afecta a miles de mujeres a nivel mundial y que es una de las principales causas de muerte por cáncer en México y América Latina.
De acuerdo con la OMS, en 2022 se registraron más de 2.3 millones de nuevos casos de cáncer de mama en el mundo, con 670 mil muertes atribuibles a esta enfermedad. Mientras que en América Latina y el Caribe cada año se producen más de 462 mil nuevos diagnósticos de este tipo de cáncer y las defunciones alcanzan casi las 100 mil según la OPS.
A estas cifras se suma un dato preocupante: la mortalidad por cáncer de mama en la región es más alta, principalmente por diagnósticos tardíos y un acceso limitado a servicios especializados. El 31% de las mujeres diagnosticadas tiene menos de 50 años, una proporción superior a la observada en el norte del continente. De igual manera, el 21% de las muertes corresponde a este grupo de edad (menores de 50 años), mientras que en América del Norte esta cifra es de apenas 10%.
En el caso de México, el panorama no es más alentador, en 2023 hubo 8,034 muertes por cáncer de mama en la población de 20 años y más, de las cuales el 99.5% ocurrieron en mujeres, mientras que en hombres fueron 42 fallecimientos, lo que representó 0.5%, de acuerdo con el Inegi.
Frente a este panorama, la tecnología médica no sólo ofrece soluciones eficientes, sino también esperanza. En los últimos años, hemos visto cómo la innovación ha transformado la forma en que se detecta, diagnostica y trata el cáncer de mama. Desde dispositivos portátiles para autoexploración hasta algoritmos de inteligencia artificial que analizan mamografías en tiempo real, la medicina de precisión ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad tangible.
Además, el uso de tecnologías híbridas de imagen que combinan mamografía digital, ultrasonido y resonancia magnética, permite detectar lesiones en pacientes con tejido mamario denso, un reto histórico en la medicina diagnóstica. Estas soluciones están presentes en clínicas de alta especialidad del país y la región, aunque aún no alcanzan una cobertura alta.
Indirectamente, la presencia de estos dispositivos médicos ha impulsado la creación de protocolos más precisos y personalizados. En México, por ejemplo, se ha anunciado la publicación de nuevos lineamientos técnicos para la prevención, tamizaje, diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama con el fin de homologar prácticas entre el sector público y privado.
La tecnología también ha facilitado el acceso a la información. Aplicaciones móviles que enseñan técnicas de autoexploración, dispositivos no invasivos para la detección temprana y plataformas de telemedicina han acercado la atención médica a comunidades que antes estaban fuera del radar. Sin embargo, la tecnología por sí sola no basta, su impacto depende de políticas públicas que la integren de forma estratégica, de profesionales capacitados para utilizarla y de una sociedad informada que la demande. Octubre Rosa no debe ser sólo un mes de campañas visuales, sino una oportunidad para exigir que la innovación llegue a quienes más la necesitan.
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