Comunicado. Cada año, el 17 de octubre, el mundo conmemora el Día del Dolor, un momento para reflexionar sobre cómo esta experiencia tan personal y subjetiva va mucho más allá del ámbito físico, llegando incluso a afectar la vida profesional. Según el Índice de Dolor de Haleon, 63% de las personas a nivel global afirma que el dolor dificulta la concentración en las tareas diarias, aunque 74% se siente cómodo hablando del dolor con sus compañeros de trabajo, sólo 63% lo hace con sus empleadores. Esto pone de manifiesto un problema silencioso: el dolor no sólo afecta la productividad, sino que también sigue siendo un tema difícil de abordar abiertamente en el entorno laboral.
En 2023, nueve de cada 10 personas en todo el mundo experimentaron algún tipo de dolor. Este dato proviene de la quinta edición del estudio social de Haleon, lanzado en 2014; los datos subrayan la importancia de comprender el verdadero impacto del dolor y de dar visibilidad a quienes lo padecen, fomentando una conversación más abierta y empática sobre esta experiencia cotidiana.
Los resultados muestran que el dolor no sólo limita lo que las personas pueden hacer, sino que también afecta cómo se sienten y cómo se relacionan con los demás, tanto a nivel personal como profesional. Seis de cada 10 encuestados aseguran que no pueden ser felices cuando sienten dolor, y casi siete de cada diez afirman que el dolor interfiere en sus interacciones diarias. Además, 37% dice que el dolor afecta negativamente su autoestima, y casi la mitad admite que ha desarrollado ansiedad como consecuencia.
Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es que la mitad de quienes viven con dolor se sienten estigmatizados, y 26% teme ser juzgado por expresar lo que sienten, lo que lleva a muchos a aislarse y evitar pedir ayuda. Esto resalta la importancia de hablar abiertamente sobre el dolor, ya que reconocerlo y expresarlo puede conducir no solo al alivio, sino también a la ruptura de los prejuicios que lo rodean.
“La gente suele aprender a convivir con el dolor, aceptándolo como una parte inevitable de la vida diaria. Sin embargo, cuando se aborda a tiempo y se trata de forma adecuada, es posible recuperar el bienestar y mejorar la calidad de vida. Hablar de lo que uno siente, consultar a un profesional y seguir sus recomendaciones puede marcar una gran diferencia en el camino hacia el alivio y la recuperación”, explicó Paola Maldonado, líder de asuntos médicos de Haleon México.
Aunque el dolor es una experiencia universal, no todos son escuchados ni tratados por igual al expresarlo. El índice revela que el estigma en torno al dolor no afecta de la misma manera a todos los grupos. Las mujeres, las personas racializadas y las comunidades diversas tienen más probabilidades de que su dolor sea minimizado o ignorado. A nivel global, 58% de las mujeres y 59% de las personas racializadas informaron haber recibido un trato diferente o no haber sido tomadas en serio, frente a 47% de los hombres y 48% de las personas blancas. La diferencia también es evidente en la comunidad LGBTQ+, donde 67% teme que se hagan suposiciones sobre su dolor, frente a 50% de los encuestados heterosexuales. El estudio también destaca una brecha generacional: mientras que las personas mayores tienden a expresar su dolor con más facilidad, los jóvenes encuentran más obstáculos para comunicar su malestar y acceder a una atención adecuada en tiempo y forma. A nivel mundial, 70% de los encuestados de la Generación Z declaró haber sido discriminado al manifestar su dolor.
“Todavía existe la percepción de que hablar sobre el dolor es signo de debilidad, lo que lleva a muchos a sufrir en silencio. Esta falta de comprensión y apoyo genera aislamiento y amplifica el sufrimiento. Debemos aprender a mirar el dolor con empatía, comprenderlo y apoyar mejor a quienes lo padecen”, comentó Roberto Beyrute, presidente de Haleon en México.
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