La nueva visión sobre el cáncer de vejiga: especialista

Comunicado. Por décadas, el cáncer de vejiga ha estado envuelto en mitos que han generado miedo y desinformación; se decía que sólo afectaba a personas mayores, que era siempre mortal o que siempre requería la pérdida completa de la vejiga. Estas creencias erróneas, además de generar miedo, han retrasado diagnósticos y limitado opciones de tratamiento. En el marco del Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer, a conmemorarse ayer 24 de septiembre, Merck México revisó algunos de estos mitos y compartimos cómo la ciencia se está redefiniendo y ofreciendo esperanza y claridad para los pacientes.

Mito 1: “Tratar el cáncer significa perder la vejiga”. Durante años, la extirpación total de la vejiga (cistectomía) se consideraba el único tratamiento para el cáncer de vejiga. Sin embargo, Hugo Barreto, gerente médico de Oncología en Merck México, destaca que “no todos los casos requieren esta intervención radical”. Actualmente, ya hay técnicas avanzadas que permiten preservar parte de la vejiga mediante cirugías combinadas con terapias dirigidas o inmunoterapias.”

Mito 2: “Siempre termina siendo mortal”. Los avances en la atención médica del cáncer de vejiga han transformado su pronóstico, especialmente con una detección temprana. Técnicas como la inmunoterapia y procedimientos mínimamente invasivos han elevado las altas tasas de supervivencia y reducido las recaídas, ofreciendo opciones efectivas y duraderas.

“Cuando el cáncer de vejiga se detecta tempranamente (antes de que invada el músculo o sin metástasis), las tasas de supervivencia pueden ser altas y muchos pacientes logran no sólo prolongar la vida, sino mantener una buena calidad de vida”, explicó Barreto.

Mito 3: “Después de tratar el cáncer en la vejiga, no hay más por hacer”. “Tradicionalmente, después de finalizar la quimioterapia, los pacientes entraban en una etapa de vigilancia: se esperaba a ver si el cáncer reaparecía. Sin embargo, los estudios clínicos han demostrado que la inmunoterapia administrada como tratamiento tras la quimioterapia puede prolongar significativamente la supervivencia, alcanzando hasta 30 meses más en comparación con la quimioterapia sola”, explicó el especialista.

Dicha estrategia médica está comprobada que fortalece el control del cáncer de vejiga en personas que responden bien a la quimioterapia inicial, lo que ha marcado un hito en las terapias innovadoras. El progreso en este campo no sólo ha traído innovaciones médicas, sino que también ha cambiado el abordaje del diagnóstico, priorizando un enfoque más humano.

“Si bien el éxito en la atención médica no se mide por la eficacia de los procedimientos, sino también por el bienestar emocional del paciente. Este enfoque integra y mejora la percepción de los pacientes, reduce el abandono de los tratamientos y eleva su calidad de vida”, comentó Barreto.

 

 

 

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