Comunicado. La OMS reportó que, en la actualidad, el infarto cerebral se ha convertido en la enfermedad que genera mayores costos sociales y económicos para los países de ingresos bajos y medios, como es el caso de México; circunstancia que confirma a este padecimiento no solo como una grave problemática de salud pública, sino como un factor de riesgo tanto para la estabilidad del presupuesto público como para la del sistema financiero y el mercado laboral.
En los últimos 20 años, la incidencia de casos de infarto cerebral se ha duplicado en países con ingresos bajos y medios; donde actualmente se concentra el 70% de los casos reportados a nivel global.
Si bien la incidencia del infarto cerebral ha obligado a los países de ingresos bajos y medios a destinar una mayor cantidad de recursos públicos y privados para mitigar los costos asociados a padecimiento, la realidad es que en ellos la mayoría de las inversiones en salud pública persiguen o están influidos por motivaciones clientelares o políticas, lo que trae como consecuencia que sean ineficientes; de modo que, en países como México, la tasa de sobrevivientes de un infarto cerebral que pierden la vida en los tres años posteriores al evento, a raíz de las secuelas adquiridas, supera el 84%.
La OMS concluye que la carga impositiva que el infarto cerebral representa para los países con ingresos bajos y medios es grave; y contribuye de manera importante a incrementar la desigualdad entre éstos y los países de ingresos altos, donde la tasa de muerte asociada a secuelas por infarto cerebral no supera el 16%.
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