Agencias. Investigadores del Brigham and Women’s Hospital, miembro fundador del sistema de atención médica Mass General Brigham, en Estados Unidos, diseñaron un probiótico para suprimir la autoinmunidad en el cerebro, que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca las células del sistema nervioso central.
La autoinmunidad en el cerebro está en el centro de varias enfermedades, incluida la esclerosis múltiple (EM). En un nuevo estudio, los investigadores demostraron el potencial del tratamiento utilizando modelos preclínicos de estas enfermedades y descubrieron que la técnica ofrecía una forma más precisa de combatir la inflamación cerebral con efectos secundarios negativos reducidos, en comparación con las terapias estándar. Los resultados se publican en Nature.
“Los probióticos diseñados podrían revolucionar la forma en que tratamos las enfermedades crónicas”, dijo el autor principal, Francisco Quintana, del Centro Ann Romney para Enfermedades Neurológicas en el Hospital Brigham and Women’s.
Y agregó: “Cuando se toma un fármaco, su concentración en el torrente sanguíneo alcanza su punto máximo después de la dosis inicial, pero luego sus niveles bajan. Sin embargo, si podemos usar microbios vivos para producir medicamentos desde el interior del cuerpo, pueden seguir produciendo el compuesto activo como su necesarios, lo cual es esencial cuando consideramos enfermedades de por vida que requieren un tratamiento constante”, resaltó.
Cabe mencionar que las enfermedades autoinmunes afectan aproximadamente del 5% al 8% de la población estadounidense. A pesar de su prevalencia generalizada, existen opciones de tratamiento limitadas. Las enfermedades autoinmunes que afectan el cerebro, como la EM, son particularmente difíciles de tratar debido a su ubicación: muchas terapias farmacológicas no pueden acceder al cerebro de manera efectiva debido a la barrera hematoencefálica, un mecanismo de protección que separa el cerebro del sistema circulatorio.
Para buscar nuevas formas de tratar las enfermedades autoinmunes, los investigadores estudiaron las células dendríticas, un tipo de célula inmunitaria que abunda en el tracto gastrointestinal y en los espacios alrededor del cerebro. Estas células ayudan a controlar el resto del sistema inmunológico, pero los científicos aún no conocen su papel en las enfermedades autoinmunes. Al analizar las células dendríticas en el sistema nervioso central de los ratones, pudieron identificar una vía bioquímica que las células dendríticas utilizan para evitar que otras células inmunitarias ataquen el cuerpo.
“El mecanismo que encontramos es como un freno para el sistema inmunológico. En la mayoría de nosotros, está activado, pero en las personas con enfermedades autoinmunes hay problemas con este sistema de frenos, lo que significa que el cuerpo no tiene forma de protegerse de su propio sistema inmunológico”, explicó el Dr. Quintana.
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