Comunicado. El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México estima que, en territorio mexicano, la enfermedad de Parkinson tiene una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año. Según datos de la Secretaría de Salud, se considera la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en personas mayores de 50 años.
En México, 2% de los individuos mayores de 65 años tienen esta enfermedad; la incidencia aumenta debido a que, año con año, se incrementa el número de personas que alcanzan esta edad. Actualmente, se estima un número aproximado de 400 mil adultos afectados en México, indicó Rodrigo Mercado Pimentel, neurocirujano funcional del Centro Neurológico adscrito a la Clínica de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Centro Médico ABC.
Dentro de las diferentes opciones de tratamiento, la estimulación cerebral profunda representa una poderosa herramienta para aquellos pacientes diagnosticados con enfermedad de Parkinson, en particular para quienes desarrollan, a lo largo de los años, complicaciones en el efecto de los medicamentos. La indicación más común es la presencia de fluctuaciones motoras en pacientes que han mostrado una buena respuesta al tratamiento farmacológico pero cuyo efecto benéfico se ha vuelto inconstante a lo largo del día, con períodos de movilidad óptima alternantes con períodos de rigidez, temblor o movilidad restringida.
Mercado explicó que la cirugía consiste en colocar electrodos intracraneales que envían señales eléctricas hacia estructuras cerebrales profundas que participan en la generación de los síntomas de la enfermedad, estas señales permiten modular la actividad de los circuitos que están afectados por el padecimiento.
“El objetivo del tratamiento es reducir la severidad de síntomas como el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos y las posturas dolorosas de las extremidades que se presentan durante los periodos en los que desaparece el efecto de los medicamentos, lo que ofrecerá una movilidad óptima a lo largo del día. Dependiendo del área cerebral estimulada, se podrá reducir la cantidad de medicamentos recetados y, de esta manera, disminuir sus efectos secundarios”, agregó.
Un gran beneficio de estos electrodos es, que una vez implantados, permiten que el neurólogo experto en esta terapia los programe de manera periódica para corregir cualquier cambio que exija la progresión de la enfermedad, lo que convierte a la estimulación cerebral profunda en una valiosa herramienta con beneficios sostenidos evidentes aún a más de 15 años de la intervención quirúrgica.