Agencias. La Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF) informó que busca llegar al mercado centroamericano con medicamentos genéricos, en un entorno favorable debido a que la producción nacional es reconocida por su calidad y precios accesibles, y con ello los productos pueden competir en otras latitudes.

Luis Verduzco Koloffon, presidente de la asociación, dijo: “Hay un alto reconocimiento de los medicamentos fabricados en México, en parte por el reconocimiento que tienen nuestras instituciones regulatorias, como Cofepris, principalmente. Hay mucha confianza en la calidad de los productos mexicanos y en su precio. Al tener una industria madura, los productos son muy competitivos respecto a los que tienen acceso en aquella región”.

Y agregó que los fabricantes de medicamentos genéricos en México buscan ganar participación de mercado en países como Panamá y Guatemala, y estiman que en un lapso de tres a cinco años los productos que puedan colocarse en la región comenzarán a ser significativos en materia comercial para la industria mexicana.

“A pesar de la complejidad que se ha vivido, creo que la industria mexicana ha hecho un buen papel en mantener el abasto y contar con productos disponibles para diferentes necesidades. Se ha fortalecido; si bien ha habido cambios en las dinámicas de trabajo, nos ha permitido tener esta alineación de prioridades y nos ha permitido seguir siendo el principal proveedor para las necesidades de medicamentos en México”, comentó.

Reconoció que existe un excedente de producción en México que puede colocarse en otros mercados, además de que se trabaja en mejorar los procesos de adquisición de medicamentos en México.

“Este tema de exportación de ninguna forma debería intervenir o afectar el suministro de medicinas en México. Todo lo contrario, lo vemos porque tenemos una capacidad excedente, se pueden hacer las dos cosas sin afectar ninguno de los dos mercados”, afirmó Verduzco Koloffon.

 

 

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Biogen y Happify se asocian en soporte digital para pacientes con esclerosis múltiple

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Agencias. Happify, compañía de salud digital, firmó una asociación con la compañía biofarmacéutica Biogen, uniendo fuerzas y herramientas para ayudar a las personas con esclerosis múltiple a controlar su enfermedad.

El conjunto de herramientas digitales está diseñado para mantener informados a los pacientes sobre nuevos tratamientos, ayudarlos a cumplir con las terapias prescritas, alentar comportamientos destinados a mejorar su bienestar y conectarse con expertos y otras personas con esclerosis múltiple.

Cabe mencionar que este enfoque Happify ya había tomado con su socio Almirall, desarrollando una aplicación que puede ayudar a la salud mental en personas con el trastorno de la piel psoriasis y que se lanzó recientemente en Europa.

Biogen ha estado involucrado en el mercado de las terapias para la esclerosis múltiple durante décadas, lanzando su terapia inyectable Avonex (interferón-beta-1a) al mercado para la enfermedad recurrente-remitente y la progresiva secundaria activa a mediados de la década de 1990.

Desde entonces, agregó a su cartera una versión de acción prolongada de Avonex llamada Plegridy, la infusión intravenosa Tysabri (natalizumab) y las terapias orales Tecfidera (fumarato de dimetilo) y Vumerity (fumarato de diroximel).

Jason Hawbecker, jefe de asociaciones y colaboraciones estratégicas de Biogen, dijo que la colaboración es una de las formas en que la compañía se enfoca en apoyar a los pacientes “al reunirse con ellos donde están”. Y agregó que el objetivo final es crear “una experiencia conectada e integral que permita a los pacientes sentirse apoyados durante todo su viaje”.

Happify también ha desarrollado un modelo de soluciones comerciales alineado que lo ve asociarse con compañías farmacéuticas y otras organizaciones para desarrollar versiones personalizadas de la aplicación con contenidos específicos de enfermedades como terapias digitales.

 

 

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AMELAF buscará llevar genéricos a Centroamérica

 

Comunicado. La UNAM informó que cuenta con un Laboratorio de Bioseguridad nivel 3 (BSL3) para trabajar con virus como el SARS-CoV-2, causante de la actual pandemia, vacunas contra éste, así como con bacterias altamente patógenas para el ser humano; se espera obtener la certificación ISO 9001 asociada a la ISO 35001.

Dicho laboratorio se localiza en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, en lo que ha sido un laboratorio de bioseguridad dedicado a la investigación básica, con 20 años de experiencia en el manejo de agentes infecciosos, especialmente tuberculosis.

William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, destacó que el progreso de investigación en fármacos, control, vigilancia y evolución de epidemias requiere de esta clase de infraestructura. Además, en México no había suficientes lugares donde se pudieran realizar estos trabajos.

A partir del inicio de la pandemia, explicó, la universidad trabaja para apoyar consorcios internacionales, en el desarrollo de equipos, metodologías y análisis de vacunas, así como en mejorar este espacio; es decir, una estrategia de varios frentes en beneficio de la sociedad.

Imelda López Villaseñor, directora del IIBO, recordó que el espacio fue construido hace más de 20 años, pero no contaba con certificación. Este sitio es indispensable para la docencia, investigación y servicio de la comunidad universitaria y del país; permitirá trabajar con virus como el SARS-CoV-2, realizar ensayos de vacunas o de diagnóstico, etcétera.

“Cuando empezó (la pandemia) se requería un laboratorio con este nivel de seguridad que tuviera la certificación para trabajar con la normatividad requerida. Ahora estamos listos para contender con investigaciones en distintas áreas de patógenos en un espacio donde se puedan llevar a cabo estudios, tanto básicos como aplicados”, expresó la experta en biología molecular.

A su vez, la responsable del BSL3, Clara Inés Espitia Pinzón, expuso que el proyecto de renovación inició con la pandemia porque requería contar con la normatividad que exige la manipulación de agentes patógenos del tipo SARS-CoV-2, e instalaciones que permitieran garantizar la bioseguridad de los tratamientos dirigidos al humano.

 

 

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Agencias. Un fármaco experimental que tiene por diana a las causas primigenias del padecimiento, muestra una interesante capacidad para inhibir la vía celular que da lugar a la enfermedad de Parkinson, ruta en la que los investigadores han estado trabajando durante casi 20 años, sin alcanzar un logro realmente significativo.

Patrick Lewis, neurocientífico que estudia los mecanismos del Parkinson en el Royal Veterinary College de la Universidad de Londres, declaró: “Este es un paso adelante muy, muy importante. Si más pruebas demuestran que el compuesto es efectivo en humanos, probablemente se administraría a los pacientes tan pronto como muestren los primeros signos de desarrollo del trastorno. La esperanza es que (el nuevo fármaco) retrase la progresión de la enfermedad”.

Lo valioso de este fármaco experimental es que, aunque existen algunos medicamentos que pueden ayudar a reemplazar la dopamina perdida, y reducir los síntomas, éste parece tener la capacidad de retrasar el avance de la enfermedad.

Sin embargo, el uso del medicamento en animales reveló que los tejidos en los pulmones y los riñones, en los que normalmente se producen altos niveles de la proteína LRRK2, llamada dardarina, terminaron con vesículas más grandes de lo normal, encendiendo las señales de alerta, anticipando que DNL201 podría causar efectos secundarios importantes en las personas.

Los resultados de este nuevo estudio mostraron que, en los animales, el fármaco redujo los niveles de Rab y mejoró la función lisosomal, pero también que fue bien tolerado por los 122 voluntarios sanos y 28 pacientes con Parkinson, los que no mostraron signos de problemas pulmonares o renales, u otros efectos secundarios, a la par que el DNL201 redujo los niveles de LRRK2 en la sangre, y estaba activo en el cerebro. Es necesario aclarar que el estudio clínico, en esta etapa, no fue diseñado para evaluar si el compuesto era efectivo para retrasar la enfermedad de Parkinson, sino para ponderar su tolerancia y seguridad.

 

 

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